Después del día de San Ignazio, comienza para Bizitegi, y diríamos también, para todos los demás, excepto las mismas profesiones de siempre, el mes de vacaciones por excelencia, agosto.

A mucha gente le pasa, yo incluido, que provoca cierta ansiedad la jornada de trabajo, y también nos pasa, que cuando llega el lunes, estamos pensando en el viernes, yo incluido. Igual pasa en enero y febrero, que estamos deseando que llegue el día de San Ignazio.

El problema no acaba el 1 de agosto, porque llega la dualidad, la dicotomía de la vida: sol y playa o montaña, sitio turístico o monumental, o marchar al extranjero, o turismo de interior.

Yo prefiero el pueblo. No soy de largos y arriesgados paseos, aunque los he hecho, pero porque después de hacerlos, pienso si no es mejor conocer más a fondo nuestro país.

Voy a morirme seguro, sin haber estado en todos los pueblos de este país pero porque sería del todo imposible.

Hoy día, me quedo con los municipios costeros pequeños.

Este año, vamos Raimundo y yo a visitar Comillas. Seguro estaremos bien, os lo contamos a la vuelta, un saludo.

 

 

En el pueblo, el puerto, y nada, y nadie

El verano son momentos,
Mar, puerto, viento,
Y marineros.

Verano, aquel momento,
Fue un instante, sin darse cuenta.

Fue un instante, una apuesta,
Rojo y negro,
Me dejó con lo puesto,
Yo no lo vi,
La vida es frágil, así es,
Para un mañana.

Se busca, quiere ir,
Marchar,
Viento del pueblo le llama.

 

David Fernández Pastor
Con todo mi afecto, para
Jesús Chacurtegui

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