Todas las personas, en algún momento de nuestra vida necesitamos cuidados, ya sea cuando nacemos que los necesitamos exclusivos, cuando sufrimos alguna enfermedad temporal o un accidente, cuando tenemos un problema, en la etapa adulta cuando perdemos capacidades se necesitarán diferentes niveles de cuidados etc. Todas somos dependientes y vulnerables, ya que necesitamos ser cuidados durante diferentes etapas porque a lo largo de nuestra vida nos encontramos con diversas situaciones que pueden hacer cambiar nuestras capacidades.

Es evidente que no es lo mismo atender a una criatura que va progresivamente aumentando su independencia que atender a una persona mayor que, por el contrario, con el paso de los días será más dependiente y necesitará más atención. Por lo que se refiere a las personas con algún tipo de discapacidad, las situaciones son muy diferentes y varía en función de sus condiciones específicas.

Las mujeres cuidan, y en ocasiones cuidan para alargar la vida. Ese milagro a veces es tan invisible, que no se ve y este puede ser un motivo para no tener derechos. El coste que asumen algunas mujeres es muy grande cuando hablamos de lo que afecta a la salud, a su calidad de vida, a la pérdida de oportunidades laborales y su desarrollo profesional, al impacto económico y a su disponibilidad de tiempo para sus relaciones sociales. Todo esto, se debería tener en cuenta a la hora de proponer políticas de apoyo, teniendo que reducir en un primer término todas estas desigualdades, anteriormente mencionadas. Si hay una distribución desigual de las responsabilidades, no podemos conseguir una igualdad en el apoyo.

 

¿Y quiénes son las personas que más comúnmente designadas

para hacerse cargo de esos cuidados?

Las mujeres

Mujeres invisibles que sostienen la vida

 

¿Por qué son las mujeres las que cuidan?

Las mujeres se responsabilizan de las labores de cuidado de forma no remunerada y únicamente sustentada en razones de solidaridad familiar, donde su condición de cuidadoras informales les vuelve invisibles en el desarrollo de las políticas sociales.

Cuando analizamos las estadísticas sobre los cuidados de la infancia, de las personas mayores o de las personas con necesidades específicas, siempre vemos que son las mujeres quienes se ocupan de su cuidado casi en exclusiva. Según el INE, en torno al 95 % de las personas que no tienen empleo por cuidar de dependientes son mujeres.

    • Uno de los principales factores que influyen en la existencia de una brecha salarial de género es el trabajo a tiempo parcial, ya que este provoca el 60% de la diferencia de sueldos. Mientras que los hombres representan un 6,8% del trabajo parcial, las mujeres lo hacen en un 22,6%. Otro dato de relevancia es que el 76% de las mujeres se encuentra trabajando a tiempo parcial y la mayoría de ellas se encuentran en esta situación por no encontrar empleo a tiempo completo, debido a que a las mujeres se les ofrece esta situación laboral en muy pocas ocasiones. Pero también se ven obligadas a trabajar a tiempo parcial para hacerse cargo de los cuidados de personas en situación de dependencia. En este caso, la brecha de género también es existente en un 12,08%.
    • La OIT estimaba en 2019 que, si se mantenía el ritmo de los últimos años, la brecha de género en los cuidados tardaría más de dos siglos en cerrarse.
    • Según una encuesta impulsada por la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia e Innovación, alrededor del 50% de las investigadoras se responsabilizaron de la limpieza del hogar y el 43,8% asumió las responsabilidades de cuidados durante el confinamiento. Por su parte, el 20% de los hombres se encargó de la limpieza y el 18,3% de los hombres asumió las responsabilidades de cuidados.
    • Perfil de la persona cuidadora de personas dependientes y mayores: Mujer, de entre 45 y 64 años y que habita en la misma vivienda que la persona cuidada.
    • Según la OIT, durante la segunda mitad de 2020 los salarios de las mujeres se han reducido casi un 15% (frente al 11,3% de los hombres). Esto es debido a la pérdida de empleo y el descenso en el número de horas trabajadas.
    • La diferencia entre la ganancia salarial media de hombres (26.934 euros) y mujeres (21.682 euros) fue de 5.252 euros anuales en 2019. Es decir, el salario medio de las mujeres tendría que aumentar en 5.252 euros, un 24%, para igualarse al alza con el salario de los hombres y por eso estimamos así la brecha salarial. (Datos de 2019)
    • Más del 80% de los hogares monoparentales en España están liderados por una mujer.

Vivimos momentos de cambios en los que las mujeres han demostrado que pueden y quieren tener acceso a todas las profesiones y que desean desarrollar todas sus capacidades, sin limitarse a asumir aquellos papeles que la sociedad patriarcal les ha asignado a lo largo de la historia.

Hay quienes consideran «natural» que cuiden las mujeres, piensan que ellas están más preparadas biológicamente, que es su función hacerlo, pero se olvidan que mujeres y hombres no nacen con unas capacidades diferentes, que es la construcción social del género la que determina las tareas que unas y otros deben realizar en cada momento de su vida.

Los estereotipos de género han sido y siguen siendo un condicionante para el desarrollo de las personas, principalmente de las mujeres que se han visto confinadas al espacio doméstico, limitando sus posibilidades profesionales y personales. El rol de cuidadoras tiene en la actualidad difícil justificación y como iremos viendo es una tapadera para encubrir los déficits institucionales que la sociedad tiene para atender a las personas dependientes. Mientras recaigan sobre las mujeres las tareas de cuidado las administraciones pueden obviar su obligación de prestar los servicios a los que tienen derecho todas las personas, sea cual sea su edad o capacidades funcionales.

El impacto laboral y económico de cuidar no solo se evidencia a corto plazo, sino que tiene también consecuencias en la vida de las personas que cuidan a más largo plazo. El abandono de empleo o la imposibilidad de acceso a él, tiene consecuencias en la disminución de los derechos a prestaciones sociales en un futuro (como las pensiones contributivas), reduciendo así la capacidad adquisitiva de las personas que cuidan incluso cuando ya no tienen que responsabilizarse del cuidado. Se ha evidenciado que las personas cuidadoras en edad activa, sobre todo las mujeres, tienen un mayor riesgo de caer en la pobreza y de tener una mala salud.

Deberíamos reflexionar sobre la necesidad de reformular el sistema de cuidados hacia una mayor corresponsabilidad. Y visibilizar a todas esas mujeres que sostienen la vida. Cuidar a quien nos cuida.

Si queremos conseguir una igualdad real, debemos aportar por romper con los estereotipos que vinculan los cuidados con las mujeres. Para ello, un primer paso es apostar por la CORRESPONSABILIDAD, ya que esto es el reparto igualitario entre hombres y mujeres de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares. Esto incluye la organización, el cuidado y la educación de las personas dependientes (mayores, niños y niñas) dentro del hogar.

Tenemos que aprender a introducir y armonizar en nuestras opciones éticas, la justicia con la solidaridad y la igualdad con la preferencia por los más desfavorecidos, ya que estaría bien, y deseamos en un futuro cercano, no tener que pararnos a pensar en propuestas como estas porque todas las personas somos capaces de cuidar de las personas más vulnerables de igual manera, dándoles la atención que necesitan sin ver que la persona que lo ejerce es hombre o mujer.

No debemos olvidar que en algún momento de nuestra vida nos podemos encontrar al otro lado y ser nosotros o nosotras las que estemos esperando una mano que nos ayude o nos cuide,  sea cual sea su género, su edad, su procedencia o su cultura.

Hay una canción de Pedro Guerra que nos viene a la mente cuando hablan de cuidado,

Cuídame

Cuida de mis labios
Cuida de mi risa
llévame en tus brazos
llévame sin prisa

No maltrates nunca Mi fragilidad
Pisare la tierra q tu pisas
Pisare la tierra q tu pisas

Cuida de mis manos
Cuida de mis dedos
Dame la caricia
Que descansa en ellos

No maltrates nunca Mi fragilidad
Yo seré la imagen de tu espejo
Yo seré la imagen de tu espejo

Cuida de mis sueños
Cuida de mi vida
Cuida a quien te quiere
Cuida a quien te cuida

No maltrates nunca a mi fragilidad
Yo seré el abrazo que te alivia
Yo seré el abrazo que te alivia

Cuida de mis ojos
Cuida de mi cara
Abre los caminos
Dame las palabras

No maltrates nunca mi fragilidad
Soy la fortaleza de mañana
Soy la fortaleza de mañana

Cuida de mis sueños
Cuida de mi vida
Cuida a quien te quiere
Cuida a quien te cuida
No maltrates nunca a mi fragilidad
Yo seré el abrazo que te alivia
Yo seré el abrazo que te alivia

No maltrates nunca a mi fragilidad
Yo seré el abrazo que te alivia
Yo seré el abrazo que te alivia

https://www.youtube.com/watch?v=xKGth_h7zVE

Equipo Berdintasuna- Bizitegi

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